Alimentación saludable: un camino de experiencias corporales

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Alimentación saludable: un camino de experiencias corporales

En apariencia, nos alimentamos con el objetivo de que nuestro organismo disponga de determinadas sustancias que le permitan seguir vivo. Esta afirmación es cierta y afecta al cuerpo físico pero también es verdad que comemos para compensarnos energética y emocionalmente. En esta relación que establecemos con alimentos desde el cuerpo y también las emociones, juegan un montón de cuestiones de las que a menudo no somos demasiado conscientes.

Lo que necesitamos vs lo que deseamos

 

Por un lado, nuestro organismo necesita determinados alimentos cocinados de manera simple que no siempre sabemos cómo preparar y el resultado es que nos aburren y no nos apetecen. De esto podríamos llamar, lo que necesitamos.

Por otro lado, buscamos satisfacción emocional en la comida y a veces, como consecuencia, recibimos efectos no deseados en ámbitos como la salud o el cuerpo físico. Es decir, deseamos determinadas comidas que no nos son saludables y desconocemos de qué manera esto se encuentra influenciado por imágenes publicitarias o aprendizajes sociales que nos apartan de la sabiduría natural del cuerpo.

De esta manera lo que necesitamos suele encontrarse muy lejos de lo que deseamos. La única manera que conocemos para ello, tal y como solemos tratar los aspectos emocionales, es aplicar la exigencia. Os suena? Esta es la eterna lucha y la respuesta es que no funciona. Si pretendemos someter los aspectos emocionales sin tenerlos en cuenta y pactar con ellos, tenemos las de perder. La pregunta es si posible llegar a un equilibrio y avanzar sin entrar en el maltrato.

La propuesta sería utilizar la alimentación para generar salud física y también emocional a través de la consciencia.

 

Cuando hablo de conciencia me refiero a algo tan sencillo como escuchar las sensaciones físicas. Tan acostumbrados como estamos a atender lo de fuera, lo cierto es que abrirnos a notar el cuerpo no nos resulta nada fácil.

Las posibilidades de aprendizaje que nos ofrece un camino de alimentación saludable son enormes. Algunas las tenemos tan cerca que ni nos damos cuenta, como por ejemplo redescubrir los gustos originales de los alimentos o embelesarnos con los movimientos que hacen las vísceras en relación a determinadas comidas. La apuesta es ir eligiendo los alimentos, los estilos de cocción y los condimentos en función de lo que vamos descubriendo en nuestro querido cuerpo siempre cambiante.

Sí, os estoy hablando de dedicarnos tiempo para masticar y respirar. También para disfrutar cocinando, al menos de vez en cuando, y mejor en compañía. Darnos cuenta de la maravilla que supone sentarse a la mesa y disponer de unos alimentos sabrosos y saludables para satisfacer a todos niveles.

E irnos dando cuenta, cada vez con más frecuencia, que lo que deseamos se va confundiendo con lo que necesitamos.

 

 

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