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15 May La relación terapéutica y el porqué de la entrevista
En la Gestalt hablamos a menudo del vínculo en las relaciones. Un vínculo adecuado se daría en una relación en la que emerge aprecio, valor y respeto por la otra persona. En estos casos es frecuente compartir emociones que aportan satisfacción como confianza, agradecimiento o estima.
No siempre las personas son capaces de establecer un vínculo saludable y uno de los motivos para pedir acompañamiento terapéutico es precisamente la dificultad de establecer vínculos nutritivos con otras personas.
El terapeuta facilita que se desarrolle un vínculo terapéutico que favorezca la confianza y la transparencia necesarias para que tenga lugar un proceso satisfactorio. En la construcción de este vínculo hay todo un aprendizaje que a menudo se comparte y enriquece otras relaciones del cliente.
La entrevista es importante, porque es donde se asientan los cimientos de la relación y del trabajo terapéutico. La propongo a todas las personas que me hacen una demanda de terapia. Es gratuita porque todavía no hay un compromiso y el objetivo es conocernos y evaluar si podemos trabajar juntos. Me interesa entender cuáles son los impedimentos para que se pueda crear un vínculo. Me explico:
Durante este tiempo de la entrevista, me doy cuenta de si la persona está cómoda con el planteamiento terapéutico, las bases de trabajo, los honorarios y el protocolo de anulaciones. A veces, la persona no está de acuerdo con el encuadre, mi manera de trabajar no es la esperada o se da cuenta de que le supone un compromiso para el cual no está preparada. A veces hay cuestiones que podemos hablar y llegar a acuerdos. Otras no y entonces no empezamos el proceso.
En otros casos detecto una demanda poco transparente o directamente manipulativa y me tomo el tiempo de aclararla. Iniciar un proceso implica, para el terapeuta, asumir un juego de interacción determinado (seducción, protección, animación, confrontación, maternaje)… por poner sólo algunos ejemplos. Esta demanda más o menos inconsciente, el paciente la suele hacer también a su entorno y para mí puede ser interesante aceptar un rol determinado durante un tiempo para facilitarle este descubrimiento y que pueda asumir su responsabilidad. Pero en determinados momentos puedo no estar disponible para algunas demandas. Por ejemplo, por el motivo que interpelan aspectos en mí no suficientemente profundizados. Entonces lo digo y tampoco hay proceso.
Suelo aprender en los procesos terapéuticos. No sólo profesionalmente. Me modifican, me aportan y me nutren. Muy a menudo también me enriquece compartir la honestidad, el descubrimiento y el contacto humano. Es algo de lo que estoy muy agradecida. Este hecho mantiene vivo en mí el interés en la terapia y en seguir aprendiendo pero alguna vez en la entrevista me doy cuenta que hay algo de lo que me cuentan que no puedo abrazar con libertad.
Para trabajar bien necesito aceptar la persona y lo que trae sin juicios y cuando esto no sucede es mejor para el cliente que lo derive a otro profesional. Mi carencia no trabajaría a su favor. Por eso también sirve la entrevista.
Lo más frecuente es que aceptemos que trabajar juntos. Ahora ya disponemos de un marco de trabajo, un mapa de posibles dificultades, unos objetivos y una probabilidad elevada de establecer un vínculo satisfactorio. Entonces suele ser sencillo compartir un espacio donde mostrarnos con honestidad y vernos sin máscaras. Y el proceso terapéutico comienza…
Autora
Rosa Montells
Terapeuta Gestalt con quince años de experiencia, miembro de la Asociación Española de Terapia Gestalt (AETG). Instructora de Movimiento Consciente Río Abierto. Profesora de Cocina Natural y Energética. Licenciada en Farmacia.