arbres

Los secretos de los árboles

Los Secretos de los Árboles

Imagínate un bar que tenga la barra y las mesas a pie de calle, pero la máquina del café y las neveras con los refrescos en el quinto piso. ¿Te imaginas los pobres camareros subiendo y bajando todo el día?

Ningún arquitecto proyectaría un espacio así si pudiera evitarlo. El sentido común nos dice que es un desperdicio de tiempo y de energía tener tan separadas dos funciones que se necesitan.

Pues en la naturaleza tenemos ejemplos que parecen contradecir el sentido común. Me estoy refiriendo a los árboles.

Los vegetales necesitan absorber agua y nutrientes inorgánicos del suelo por las raíces. Y hacerlos subir hasta las hojas, donde absorben el dióxido de carbono del aire y, mediante la fotosíntesis, sintetizan materia orgánica. Todo ello a través de un tronco que puede llegar a tener bastantes metros de altura…No parece muy buena idea.

Y así han llegado a expandirse por toda la Tierra. Hay bosques en todas las latitudes. Quizás no es tan mala idea, pues.

Otro caso que nos puede parecer paradójico es el de los animales de cuatro patas: una forma equilibrada, estable, rápida y energéticamente sostenible de desplazarse. ¿Quién quisiera desplazarse sólo con dos patas? Una manera de moverse estrafalaria, inestable, lenta…Tampoco parecía una buena idea, pero así hemos llegado a instalarnos en todas partes y ocupar también todo el planeta.

La naturaleza nos enseña pues que las cosas no son tan sencillas como parecen, que siempre hay muchos factores en juego y que lo que a priori parece poco probable a veces acaba funcionando. A menudo olvidamos que la luz es, para los árboles, un factor tanto o más importante que el agua o los nutrientes del suelo.

He pensado esto leyendo el libro «La Vida Secreta de los Árboles» de Peter Wohlleben. Felicitamos a Cossetània Edicions por haber traducido al catalán este magnífico libro. Explica de forma amena más capacidades sorprendentes de los árboles, que a menudo pensamos que sólo tienen las personas.

Los árboles se comunican por las raíces, o mediante sustancias químicas odoríferas, cuidan a sus hijos y se preocupan de los vecinos enfermos, viejos o más débiles.

Y también que aún tenemos muchas incógnitas y cuestiones por resolver, como el misterio del transporte de agua desde las raíces hasta las hojas.

Hay un extraño paralelismo en esta postura vertical, que compartimos árboles y personas. Si caminamos por el bosque y nos dejamos envolver por árboles mucho más altos que nosotros, podremos sentir una sensación de relajación y de coherencia interior. Al acercarnos a un árbol y quizás abrazarlo, podemos sentir este puente que conecta con el cielo y la tierra. Podemos sentir la seguridad y firmeza que les dan sus raíces. Podemos sentir la verticalidad de su tronco y la ligereza y confianza de sus hojas. Acostumbrados a un ritmo frenético, nos podemos relajar en su energía que, de una forma lenta y casi imperceptible, los hace llegar más arriba y más adentro que nosotros.

Y esto nos da una profunda paz.