07 Abr Segunda cucharada: Respirar el Miedo
Respirar el Miedo
Segunda cucharada de «Confianzamiento»
A finales de la tercera semana de confinamiento. Con la noticia reciente que no serán una, sino tres semanas más de estar en casa. Hace días que vigilo como oscila el miedo, que lo acompaño.
Lo difícil con el miedo, a menudo, es darse cuenta. Nos empezamos a poner nerviosos, a querer controlar más que lo que sería necesario, pasamos a enfadarnos o directamente entramos en bloqueo y nos desconectamos de sentir. Cada uno tenemos nuestra singular manera de vivir el miedo y estos días que campa libre, nos lo encontramos incluso en el aire que respiramos. En lugar de hacer como que no va con nosotros, podemos aprovechar para mirarlo a los ojos, descubrir cómo se manifiesta y decidir acompañarlo. Este cambio de perspectiva modifica en mucho la percepción de las cosas.
Mi miedo, por ejemplo, acostumbra a tomar la forma de mucha actividad y de ocuparme en exceso de los demás. Es mi especial manera de desconectar de mí. Podría parecer ventajoso estarme sin sentirlo pero entonces también pierdo el espacio para orientarme desde el sentir y el amar. Cuando me siento en mi «rincón de sentir» estos días, a menudo me doy cuenta que respiro muy superficialmente y que el pecho se cierra. Si respiro más profundamente, conecto con un miedo atávico que ni siquiera tiene que ver con lo que está sucediendo fuera. No puedo definir un miedo concreto.
Lo que sucede en el exterior sencillamente acentúa una emoción profunda que siempre me ha acompañado.
Es interesante permitir que esta energía del miedo, como emoción que es, corra por el cuerpo y nos atraviese. A menudo se manifiesta en forma de temblor, un llanto o un castañeo de dientes. En la medida en que podemos sentirlo en el cuerpo, el miedo se libera, pierde poder y recuperamos espacio interior. El miedo y el amor son excluyentes.
¿Como os va el «rincón de sentir»? ¿Os habéis resguardado en él algún día? Os invito hoy a acompañaros con el miedo y dejároslo respirar. La respiración es clave para sentir las emociones. Inconscientemente, dejamos de respirar o lo hacemos muy superficialmente para no sentir. Sé que muchos de vosotros ya habéis aprendido y que sólo necesitáis recordar que os hace falta dejaros caer un rato. Quizás conocéis alguna técnica de meditación, yoga, mindfulness o sencillamente habéis aprendido a respirar moviendo el diafragma. Para los que no, os cuento:
- Colocad las manos bajo los pechos, como si quisierais sobreponeros unas costillas a las ya existentes. Las primeras veces puede ser tumbados en el suelo, después también podéis hacerlo sentados. Se trata de respirar permitiendo que la caja torácica desplace las manos. Dejaros respirar relajadamente de esta manera.
- Pasados unos minutos, podéis colocar la mano en la zona pectoral y respirar normalmente tomando conciencia de cómo sube la mano con la respiración.
- A continuación, desplazad la mano al vientre y conseguir que también la mano suba y baje con la respiración.
- Acabaremos la propuesta poniendo una mano en el pectoral y otra en el vientre y permitiendo que la respiración llegue a las dos manos.
- En total, ¿15 minutos? Si es la primera vez y sólo son cinco ¡también es fantástico!
Al principio, puede que estemos muy pendientes de la técnica pero más adelante nos podremos relajar y permitir notar las tensiones y emociones que irán emergiendo en el cuerpo. Cada vez que queramos acompañarnos con lo que sentimos, podemos hacer que el aire llegue al vientre y en el pecho de esta manera.
Continuaremos con las emociones en la próxima cucharada de «confianzamiento» pero sería interesante darnos cuenta de cómo nos estamos informando estos días. Es muy fácil quedarnos atrapados en noticias e informaciones diversas que no suman en estos momentos y nos mantienen atados a un estado hipnótico de desesperanza. En casa, por ejemplo, hace tres semanas que pactamos no encender el televisor.
Antes de terminar este escrito quería aprovechar para comentar una iniciativa dirigida a los profesionales que trabajan en el entorno de hospitales y centros de salud. Varios colectivos y asociaciones de psicólogos ofrecen acompañamiento gratuito por teléfono o skype. Entre otros, la Asociación de Terapeutas Gestalt (AETG) a la que pertenezco. Este es el contacto social.aetg@gmail.com.
Gracias por hacerlo llegar a quien creáis que lo necesita.
Me puedes escribir por mail a rosamontells@gmail.com. No responderé personalmente. Me servirá para estar en contacto y para nutrirme también de vuestros feedbacks. Intentaré recogerlo en nuevas cucharadas si me parece que puedo compartir algo que sume.