Teràpia Gestalt Online

Terapia Gestalt: la experiencia online

Gestalt: la experiencia online

Quería compartir la experiencia que están suponiendo las sesiones de terapia Gestalt online y aprovechar para explicar cómo algunos aspectos básicos de la Gestalt se actualizan y toman vida en la manera de hacer terapia en estos tiempos que estamos viviendo.

Una recomendación importante de la Gestalt es aprender a reconocer la necesidad que emerge en un contexto determinado. De esta manera, aparece la oportunidad de satisfacer esta necesidad. Para ello es necesario disponer de un espacio interno donde tenga lugar el contacto con uno mismo. A veces, la persona no sabe o no es consciente de este contacto y la terapia funciona, en parte, porque el terapeuta lo facilita a través de su persona. En este sentido, parecería que una pantalla podría dificultar la proximidad pero la experiencia de estos meses me dice que no ha sido así: cuando se abre la sesión de Skype comparto un espacio de intimidad donde la persona se expresa con facilidad.

Estas experiencias, me han hecho pensar que estar en casa, en un lugar habitual de seguridad y con una tecnología a la que muchas personas ya estamos acostumbradas, debe facilitar este espacio de intimidad. A menudo, algunas personas de mi entorno afectivo cercano me cuentan cosas por whatsapp que les costaría mucho decirme de manera presencial. Es extraño, pero es así.

En las sesiones presenciales utilizamos cojines o sillas para trabajar las polaridades que habitan con frecuencia en nosotros: «el exigente» y «el que desaparece» cuando se le necesita, «el empático» y «el que pasa de todo», «el que duda» y «el impulsivo»… También trabajamos con sillas o cojines las proyecciones con las que vamos salpicando las personas de nuestro alrededor y de las que nos cuesta responsabilizarnos.

Tenía el prejuicio de que sería complicado profundizar en estos trabajos sin estos recursos. Pero la fuerza de los clientes empuja con contundencia y quedo boquiabierta de la facilidad con que aparecen detrás de la pantalla sillas o cojines mientras adaptan el ángulo de su ordenador para que yo no pierda detalle. Una fluidez impactante.

Yo continúo, como terapeuta, con la tarea de sostener lo que trae el presente: aquí y ahora. Atenta a que mis juicios sobre lo que es o no posible interfieran lo menos posible en lo que sucede. Esta sería la actitud Gestáltica que persigo y, en este caso, dando cabida también a la tecnología y a los cambios que supone utilizarla.

También me reconozco perpleja de cómo el vínculo y la presencia traspasan la pantalla. Tenía alguna duda sobre de qué manera podría facilitar la expresión de determinadas emociones, ya que este es otro de los aspectos importantes en un proceso gestáltico. Ningún problema con la tristeza ni tampoco con el miedo hasta que llegó el día que un hombre joven me dijo que estaba muy enfadado y yo sentí que necesitaba hacer una descarga. Respiré hondo antes de responder y le ofrecí una posibilidad a través de la pregunta: ¿hay algún espacio en tu casa con cojines para que puedas golpearlos? Se abrió el espacio y me encontré en su habitación observando como se dejaba el alma reventando los cojines sobre la cama de su cuarto. Sentía en mi voz toda la fuerza para acompañarlo. Gimió, gritó, lloró y me dijo, finalmente, que durante ese rato había colocado, internamente, muchas cosas en su sitio.

Podría decir que «la autorregulación organísmica», esta capacidad que tenemos todos los organismos vivos de dirigirnos hacia el equilibrio y que es otro de los pilares de este trabajo, se pone en evidencia una vez más, en el propio proceso de hacer una Gestalt online (como necesidad) adaptada al contexto que estamos viviendo. Y lo hace gracias a un montón de experiencias creativas que la hacen más viva y en sintonía con las circunstancias.

Tras la decisión de facilitar terapia online, no me ha supuesto una dificultad continuar con las sesiones de Gestalt durante este tiempo que comenzó con el confinamiento, Skype ha sido un recurso sencillo de asumir que me ha permitido vivir la relación con el cliente como un organismo vivo que hace aparecer los recursos en la medida que son necesarios.

Siento que la terapia online ha venido para quedarse. He reencontrado antiguos clientes que ahora viven en otras regiones de la península y quieren reforzar alguna cuestión pendiente. Otros, me han contactado por primera vez en un momento en que han sentido que tenían acceso a un terapeuta de fuera de su área de residencia. Algunos de ellos buscan privacidad respecto a una ciudad pequeña, otros la tranquilidad que les supone la recomendación de una persona de confianza.

Estoy convencida que continuaré aprendiendo de esta nueva oportunidad. Os seguiré compartiendo experiencias.